Los riesgos de automedicarse

En nuestra sociedad la automedicación es un hábito muy común. Debemos tener en cuenta que un medicamento es una sustancia con propiedades para tratar o prevenir enfermedades, pero deben ser entendidos como un instrumento  de salud y no de consumo, con lo cual debe adecuarse a cada individuo siguiendo las recomendaciones del médico o del farmacéutico en todo momento. Por eso, si usamos los medicamentos por voluntad propia, esto puede traducirse en ciertos riesgos para nuestro organismo como efectos secundarios, adicción, interacción peligrosa con otros medicamentos que estemos tomando, pérdida de efectividad o enmascarar otra enfermedad.

¿Por qué no es bueno automedicarse?

1. Los medicamentos tienen siempre los mismos componentes, pero no actúan de la misma manera en una persona que en otra. Si por ejemplo alguien acaba de pasar por una operación, una simple aspirina puede causarle una hemorragia debido a sus propiedades coagulantes. Tampoco es bueno tomarlos a diario ya que pueden dar lugar a una úlcera. Y en niños menores de 15 años, el mismo medicamento puede ser el causante del síndrome de Reye, un trastorno neurológico potencialmente grave.

 

2. Aunque sirvan para curar la enfermedad para la que se administra, un medicamento puede tener efectos secundarios. Algunos de ellos suelen darse con cierta frecuencia como el insomnio o la sequedad en la boca, pero el paciente siempre será informado de ello por el médico. En cambio, si nos automedicamos corremos el riesgo de sufrir efectos secundarios sin saber lo que podría ocurrir, lo cual puede agravarse si somos alérgicos o sufrimos algún tipo de afección crónica. Es por ello que es el propio médico el que debe valorar si los beneficios son mayores que los riesgos potenciales en función del propio paciente.

 

3. Algunos medicamentos pueden dar lugar a adicciones. Algunas sustancias como las benzodiacepinas o la codeína pueden llegar a crear cierta dependencia en el paciente sin que este ni siquiera sea consciente de ello. Es por ello que este tipo de medicamentos siempre deben ser ingeridos bajo prescripción médica o recomendación del farmacéutico y en la cantidad y frecuencia indicadas.

 

 

4. Al aliviar los síntomas, muchos medicamentos pueden llegar a enmascarar enfermedades, impidiendo un diagnóstico adecuado. Con lo cual no es recomendable administrarlos sin antes consultarlo con el personal sanitario.

 

5. Algunos fármacos pueden provocar intoxicación por sobredosis si la cantidad que se ingiere es superior a la debida, pudiendo dar lugar a paradas respiratorias, alteraciones del ritmo cardíaco y convulsiones, molestias gástricas, fallos renales… 

6. Como es normal, la automedicación tampoco es favorable para los niños. Muchos padres suelen tener en cuenta más la edad que el peso. Es recomendable consultemos a nuestro farmacéutico sobre los medicamentos que podemos darles para las afecciones más frecuentes y en qué cantidad. De esta forma, no tendremos que ir al médico tantas veces y sabremos que estamos dándole la cantidad adecuada. En cualquier caso, si los síntomas no remiten, es importante acudir al médico lo antes posible.

 

7. Nuestro organismo puede acabar desarrollando resistencia a algunos fármacos si se toman de forma inadecuada sin consultar al personal sanitario. Por ejemplo los antibióticos pueden llegar a fortalecer a los agentes infecciosos en lugar de debilitarlos. Por ello es importante seguir siempre las indicaciones del médico y no saltarse ninguna dosis, completando el tratamiento incluso aunque te encuentres mejor. Por este motivo solamente pueden comprarse con receta.

 

8. En otros casos, un uso inadecuado de algunos medicamentos puede tener un efecto negativo sobre nuestro organismo, ya que al tomarlos sin recomendación del médico, generan una respuesta cada vez peor. De hecho en algunos casos, el malestar en lugar de aliviarse, se agrava.

 

9. Algunos fármacos pueden interactuar entre sí, dando lugar a efectos negativos. Una simple aspirina puede aumentar el efecto de medicamentos para la diabetes, como la insulina, lo cual no es nada conveniente. Una bajada de azúcar demasiado brusca puede resultar fatal para el organismo, sobre todo en personas de avanzada edad.

 

10. La automedicación puede traer consecuencias muy negativas para determinados grupos como los niños, los ancianos, las mujeres embarazadas, las personas con problemas de presión arterial o que padezcan enfermedades crónicas ya que sus afecciones podrían agravarse. Con lo cual nunca deben tomar medicamentos que no hayan sido proporcionados bajo las recomendaciones del médico o el farmacéutico.

 

Consejos para automedicarse de manera responsable

No obstante, no todos los aspectos de la automedicación son negativos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), mientras se haga de forma responsable no hay peligro. De hecho cuando se trata de problemas de salud que no entrañan gravedad, la automedicación puede ser la solución complementaria a la labor del médico, evitando la saturación y el sobreuso de los servicios sanitarios si no son realmente necesarios. Además de dar al sujeto autonomía y responsabilidad sobre su propia salud. Eso sí, deben tenerse en cuenta algunas cuestiones:

1. El consumo de los medicamentos debe tener una duración limitada. Si aparecen nuevos síntomas derivados del malestar que teníamos o nuestra salud empeora, siempre debe acudirse el médico.

 

2. Es importante leer y conservar los prospectos de todos nuestros medicamentos.

 

3. Conserva siempre los medicamentos en su embalaje original para que puedas siempre consultar la fecha de caducidad y la forma en que deben ser almacenados. El embalaje ayuda a garantizar su buen estado de conservación.

 

4. Nunca tomes medicamentos para los que se necesita receta sin consultar antes con tú médico o farmacéutico. Muchas veces nos sobran antibióticos de otras veces en las que estuvimos enfermos, pero no es bueno empezar a tomarlos si no seguimos las recomendaciones de un profesional sanitario.

 

Resulta evidente que los riesgos de la automedicación son muy superiores a los beneficios que puede reportarnos. Por este motivo la ingesta de medicamentos siempre debe ser consultada con el médico cuando se trata de síntomas más graves y con el farmacéutico para problemas banales de la salud que no requieran de especial atención. Tanto uno como otro podrá analizar los riesgos y las consecuencias y, de esta forma, preservar la salud del paciente. Por eso, antes de automedicarse, es conveniente consultar con un especialista.

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